El reciente apagón masivo ocurrido en Chile
representa un incidente crítico que expone una serie de vulnerabilidades
significativas en infraestructuras esenciales del país, que deben ser
analizadas por las agencias de seguridad e inteligencia de la región, fin
mantener una alerta temprana, generar las medidas de protección pertinentes y
de acuerdo a los riesgos y amenazas diferenciadas en cada país, así como
aquellas comunes, además de identificar indicadores que permitan detectar y
caracterizar oportunamente riesgos y amenazas a los activos críticos y recursos
estratégicos, mientras que los expertos y responsables de los servicios
esenciales y activos críticos deberán generar los mecanismos de coordinación
que les permita fortalecer la cultura de seguridad e inteligencia en sus
procesos, además claro de desarrollar las capacidades de respuesta oportunas
para gestionara adecuadamente los riesgos existentes o que se presenten
disruptivamente, minimizando su impacto.
Tratando de realizar una ajustada descripción del
incidente ocurrido y la magnitud de este, que genero el colapso generalizado
del sistema eléctrico nacional chileno que afectó a millones de ciudadanos, paralización
de sistemas críticos como transporte, comunicaciones, salud, industria,
comercio, seguridad y economía, además de la implementación de medidas
excepcionales por parte del gobierno, como la declaración de estado de
excepción y toque de queda nocturno, con el despliegue de las fuerzas de
seguridad, todo ello en un entorno mediático con información y desinformación,
que de una u otra forma influye en los procesos de toma de decisiones.
Del análisis inmediato de lo ocurrido y con la
información disponible, se han identificado prontamente vulnerabilidades sistémicas
como por ejemplo la fragilidad crítica en la matriz energética nacional, ausencia
o insuficiencia de sistemas redundantes y alternativos, capacidad de respuesta
limitada ante crisis energéticas mayores, alta dependencia de infraestructuras
críticas al suministro eléctrico ininterrumpido y vulnerabilidad de sistemas
interconectados ante efectos en cascada, entre otros, que surgirán en la medida
que se disponga de mayores detalles e información fidedigna.
Lo antes descrito, y luego de revisar información
de fuentes confiables, se podría identificar los siguientes riesgos emergentes de
alcance estratégicos y de gran impacto para la seguridad, defensa y desarrollo
del país.
- Riesgo de Explotación por
Actores Hostiles:
Grupos criminales organizados o elementos subversivos podrían capitalizar
la vulnerabilidad identificada, para ganar notoriedad, como una plataforma
de presión, entre otras acciones de fuerza conta las autoridades y el
orden establecido.
- Riesgo de Ciberataques: Exposición a ataques
informáticos dirigidos contra infraestructuras críticas energéticas, entre
otros servicios públicos, activos críticos o recursos estratégicos, cuya
afectación genere además un gran impacto mediático.
- Riesgo de Inestabilidad
Social:
Potencial escalada de desorden público ante interrupciones prolongadas de
servicios esenciales, generándose violencia y afectación a la propiedad
privada, generando una mayor sensación de inseguridad en la población,
alentada por operadores políticos y mediáticos con intereses contaros al
gobierno y sus instituciones.
- Riesgo de Confianza
Institucional:
Erosión de la confianza ciudadana en la capacidad estatal para garantizar
servicios básicos, dinamizando las campañas de información y
desinformación, afectando la imagen país y desacreditando a sus
autoridades.
- Riesgo Económico: Impacto severo en
actividades productivas y mercados financieros ante apagones recurrentes
- Mantenimiento del status quo
con mejoras mínimas al sistema energético y otros servicios públicos y de
alcance estratégico.
- Alta probabilidad de
recurrencia de incidentes similares, particularmente en servicios
esenciales y estratégicos, poco protegidos y cuya afectación tendrá un
gran impacto.
- Incremento progresivo de
costos económicos y sociales, tanto en las medidas de prevención y
protección, así como las que se generen en nuevos acontecimientos.
- Explotación oportunista de
la vulnerabilidad por actores del crimen organizado, tanto locales como de
alcance internacional.
- Implementación de reformas
estructurales en la matriz energética y otros sistemas estratégicos para
el país.
- Desarrollo de sistemas
redundantes y capacidades de respuesta rápida, que permitan una oportuna y
adecuada gestión de riesgos.
- Fortalecimiento de marcos
regulatorios y protocolos de emergencia, para fortalecer los niveles de
seguridad, minimizando sus efectos.
- Reducción significativa de
la vulnerabilidad sistémica.
- Descentralización y
diversificación profunda de fuentes energéticas paralelas y alternativas.
- Implementación de sistemas
autónomos locales con capacidad de operación aislada, particularmente en
áreas sensibles.
- Desarrollo de infraestructura
crítica con independencia energética, para asegurar la continuidad
operativa.
- Creación de capacidades
avanzadas de seguridad física y ciberdefensa para infraestructuras
críticas.
Tratando de hacer un análisis de inteligencia prospectiva,
se podrían generar los siguientes escenarios
Escenario 1: Vulnerabilidad Estructural Persistente
Escenario 2: Adaptación Tecnológica y Regulatoria
Escenario 3: Transformación Estratégica Integral
Ante este escenario que podría replicarse en otros
países de la región, seria pertinente que las agencias de seguridad e
inteligencia realicen acciones inmediatas como conducir una evaluación
exhaustiva de seguridad los sistemas energéticos, otros servicios públicos
esenciales y activos identificados como estratégicos que permitan reforzar los
protocolos de respuesta a emergencias y actualizar planes de contingencia,
considerando la implementación de sistemas
de alerta temprana ante fallas potenciales, además de generar y fortalecer la
coordinación entre agencias responsables de infraestructuras críticas y las
agencias de seguridad e inteligencia de sus países.
En un segundo momento, se podrían establecer
acciones que permitan desarrollar redundancias en sistemas críticos y rutas
alternativas de suministro, en el caso de la energía eléctrica por
ejemplo, implementar programas de
modernización de infraestructuras vulnerables y establecer un centro de
monitoreo permanente para infraestructuras críticas, así como fortalecer
capacidades de ciberdefensa específicas para el sector energético y otros
activos críticos y estratégicos identificados en los países.
Por otro lado, será necesario que los gobiernos de
considerarlo pertinente y de acuerdo a sus capacidades y vulnerabilidades
estratégicas, busque diversificar la matriz energética con énfasis en
resiliencia ante distintos escenarios, establecer mecanismos de cooperación
internacional en seguridad energética, dinamizar el intercambio de información
sobre amenazas comunes y las propias de cada país, desarrollar capacidades de
inteligencia y contrainteligencia específicas para protección de
infraestructuras críticas, además de complementar los programas de gestión de
riesgos de desastres de forma tal que contribuyan en preparar a la ciudadana
ante crisis energéticas o afectación a otros servicio públicos esencias, y que
afecten significativamente las condiciones de vida de la población.
Las agencias de Inteligencia y Contrainteligencia
deberán desplegar sus capacidades orientadas a identificar oportunamente indicadores
de alerta temprana, como el incremento de actividades sospechosas cerca de
infraestructuras críticas y estratégicas, monitoreo del ciberespacio para
detectar posibles aumentos de ciberataques exploratorios contra activos
críticos y sectores estratégicos, buscando patrones inusuales en operaciones de
sistemas de servicios esenciales, mientras que se monitoree mediante
operaciones de inteligencia humana (HUMINT) y de fuente abierta (OSINT) cambios
en las actividades de grupos del crimen organizado en zonas críticas, así como
el fortalecimiento de capacidades de Inteligencia de Redes (SOCMINT) que
permitan detectar la proliferación de narrativas desestabilizadoras en redes
sociales relacionadas con seguridad energética y de otros activos estratégicos,
todo ello con un despliegue de capacidades de contrainteligencia que permitan
contrarrestar actividades encubiertas.
Finalmente, el apagón masivo en Chile ha expuesto
vulnerabilidades críticas en infraestructuras esenciales que representan un
riesgo significativo para la seguridad de su país. La interconexión de sistemas
críticos y su dependencia del suministro eléctrico ininterrumpido crean un
punto único de fallo con potenciales efectos cascada. Se requiere un enfoque
integral que combine mejoras tecnológicas, capacidades de inteligencia y
contrainteligencia, y cooperación interinstitucional para fortalecer la
resiliencia de los sistemas energéticos y proteger infraestructuras críticas
contra amenazas emergentes y disruptivas.